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martes, 26 de abril de 2011

Identidad y adolescencia


Hoy en día los adolescentes, en la búsqueda de su identidad, transcurren por el estrecho túnel de los estereotipos ofrecidos por los medios de comunicación y que les dan alternativas limitadas de vida.

Pero ¿Qué es identidad?

Existen muchas definiciones y conceptos de identidad, según distintos puntos de vista. Entre ellos:

La identidad es el conjunto de los rasgos propios de un individuo o de una comunidad. Estos rasgos caracterizan al sujeto o a la colectividad frente a los demás.

La identidad también es la conciencia que una persona tiene respecto a ella misma y que la convierte en alguien distinta a los demás.

¿Qué son los estereotipos?

Estereotipo: Es una imagen trillada, con pocos detalles acerca de un grupo de gente que comparte ciertas cualidades y características. Por lo general ya fue aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de conducta. El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que sólo se pueden cambiar mediante la educación.

En definitiva, es tomar ciertos rasgos de un objeto o persona para facilitar la comunicación, es retomado con fines mercantilistas por la publicidad, para ofrecer rasgos físicos y psicológicos de algunos personajes, presentándolos como modelos a seguir y utilizándolos para introducir productos, ideas, conductas y hábitos de consumo.

La consolidación de la propia identidad es una etapa normal por la que pasa cualquier niño al llegar a la adolescencia, cuando inicia la búsqueda de su propia esencia: saber quién es, cómo es y qué quiere hacer.

En esa búsqueda juegan muchas respuestas importantes de la vida que lo impulsan a buscar nuevas alternativas: por qué soy como soy, cuál ha sido mi experiencia, qué quiero preservar de mi historia, en qué me parezco a mis padres y de eso qué tengo en común con ellos, qué es lo que realmente quiero conservar.
Está documentado por autores que describen el desarrollo psicosocial humano, que un recurso natural en la etapa adolescente es la búsqueda de modelos a los cuales parecerse; por eso las personas que ellos consideran como ideales son fundamentales, pues muchas veces pueden marcarlos para siempre.

Cada adolescente tiene ante sí esta tarea primordial: padres y maestros pueden ayudar ofreciéndole alternativas y ejemplos, pero es cada uno, con base en sus tenencias, inclinaciones, anhelos y experiencias personales y de su grupo de amigos, quien determina cuáles son sus modelos a seguir, de que manera o con quien se identifica.
Realmente la identificación en sí es un mecanismo central del desarrollo, en virtud del cual se constituye la personalidad del ser humano. El niño se forma a través de diversos contactos con sus padres, hermanos, maestros, amigos de él y de su familia, así como otras personas que conoce a lo largo de su vida. Se trata de un proceso de pluridentificaciones.
Para Sigmund Freud ésta es más que una imitación: es una apropiación de rasgos que se inicia desde el fondo del ser; se refiere a un proceso inconsciente y se expresa en el “como si”. La identificación se da en ocasiones con uno o más rasgos del otro (principalmente el padre y/o la madre).

Freud propone el concepto llamado “ideal del yo”, que se forma también por identificaciones con los ideales culturales y valores que prevalecen en la sociedad a la cual pertenece el niño, que no siempre son amónicos entre sí y con el sujeto.

Llegada la adolescencia, el proceso de identificación tiene diversas etapas y manifestaciones. Podemos decir, en forma muy resumida, que el sujeto va de un yo plenamente unido e identificado con los padres y pasa a través de una pertinaz maduración psicofisiológica, que lo lleva a alejarse de ellos, para pararse en sus propios pies y ser un individuo autónomo.
En las primeras etapas de este proceso adolescente, es común la búsqueda de personas del mismo sexo que se toman como ideales, ya sean maestros o personas mayores que ejercen una especie de puente, para pasar de los padres a otras figuras de autoridad.

Los grupos de amigos juegan un papel primordial en esta necesidad de unirse a otros y compartir con los semejantes, preocupaciones, inseguridades, contrastar y matizar nuevas formas de pensar. Recordemos que en la adolescencia los chicos deben asimilar cambios en su cuerpo y en sus sensaciones y pensamientos, y suelen encontrar en los amigos lazos amistosos que los hace más fuertes, y que son el enganche para poder transitar de la infancia a la madurez.
En estos grupos se forma una especie de ideología grupal, que todos deben compartir para poder pertenecer a la pandilla: desarrollan lenguajes propios, adoptan formas idénticas de vestir, acicalarse, adornarse y peinarse y eligen personajes que son modelos y en los cuales basan sus procesos de identificación.

En muchas ocasiones los modelos suelen ser deportistas, jugadores de fútbol o ídolos que han realizado hazañas deportivas y que impulsan a chicos y chicas a buscar actividades similares y tener logros en esos campos.
Otras veces son cantantes de moda, actores, actrices, locutores, etcétera, modelos estereotipados presentados por los medios de comunicación.
Las tendencias de la moda y los fines comerciales que están detrás de éstas, son las que rigen la presentación de tales estereotipos, que vienen revestidos de formas externas “modernas”, y son retomados y aceptados por las nuevas generaciones de adolescentes. Siempre traen consigo una ideología envuelta en nuevos estilos de ropa, adornos, modales, vocabularios, que hacen que una juventud se identifique como parte de esa generación.
Los estereotipos están en cada segmento de la población que escoge sus propios rasgos externos (vestido, peinados, adornos, música, etcétera), que son la manifestación de los valores internos que como grupo quieren preservar en los cuales cada joven que está en busca de su propia identidad, retoma los valores manifestados por los estereotipos propios de ese grupo y los hace suyos.

Este proceso grupal, en el mejor de los casos, es pasajero, independientemente de cuál es el grupo de adscripción; es de esperar que cada individuo al madurar, retome (al igual que lo hizo con las identificaciones paternas) la parte que es más ad hoc y poco a poco vaya encontrando el camino de su propia personalidad, marcada por su origen familiar y los valores de su cultura y grupo social.

Lo delicado de este mecanismo es el tipo y selección de valores que representan y que cada joven asimila en su proceso de identificación, pues con ellos construye los cimientos de su propia vida.

El proceso de identificación de un adolecente se basa principalmente en estereotipos o modelos a seguir.
En la pre adolescencia estas personas a seguir son principalmente los padres, hermanos mayores o familiares, debido a que uno no es un ser autónomo y son esos estereotipos quienes nos dicen cómo actuar.
Ya en la adolescencia, estos modelos se transforman, más que nada, en personajes famosos, así sean deportistas, cantantes, actores etc., de los cuales uno toma o se apropia de ciertas actitudes, formas de vestirse y de actuar.
Las repercusiones que se generan son hasta qué punto los adolescentes se quieren parecer a sus “ídolos”. Por ejemplo: una adolescente que tiene una modelo como estereotipo, se quiere parecer tanto que muchas veces se llega en estos casos a enfermedades como anorexia o bulimia.
De la misma manera, adolecentes se introducen en el mundo de las drogas, empiezan a robar, entre otros.
En muchos casos también se opta por seguir a una moda en vez de un modelo o estereotipo.
Los adolescentes se empiezan a juntar con un grupo de amigos con los que comparten actitudes, en los cuales ellos se sienten identificados y con los cuales también, empiezan a formar sus propias ideologías.

Tomasetto, Agustín – Carro, Lautaro – Velazquez, Mauro. 2do.2da. PByS

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