¿Cómo pienso?, ¿cómo siento?, ¿cuándo lo siento, cómo lo acepto?, ¿a qué sexo pertenezco?, ¿qué me atrae de los otros y cómo manejo la atracción que los otros ejercen sobre mí?
¿Serán preguntas que todo chico se empieza a preguntar una vez que llega a la adolescencia?
Nosotros los adolescentes en nuestro transcurso de la vida vamos buscando en nuestros entornos personas que creemos que pueden influir en nuestras vidas, modelos a seguir, ya que muchas veces pueden marcar grandes cambios en las mismas.
Generalmente buscamos a esas personas que pueden ser nuestros propios padres, familiares, maestros, las cuales nos ofrecen diversas alternativas y ejemplos; pero en realidad somos nosotros los que con nuestras propias experiencias y grupos de amigos terminamos determinando cuales son nuestros MODELOS A SEGUIR.
Como se ve en la actualidad, todo esto del cambio de apariencia del adolescente comparándose y tratando de imitar a diversas personas, es por decir de una manera, parte de los medios de comunicación que conjugan ejemplos ideológicos y comerciales para ofrecer valores, modelos y tipos ideales tanto para hombres como para mujeres.
Estos cambios afectan también a la forma de pensar y sentir que requieren ajustes en las reglas familiares, que aceptan nuevas formas de expresión de los jóvenes. Prácticamente donde ellos viven se escucha que los padres les hablan a sus hijos agresivamente con respecto a cómo piensan salir con los aspectos que tienen. Pasa lo mismo en los consultorios psicológicos, a los cuales acuden los padres, no es para nada extraño escuchar que se quejan de sus propios hijos.
Uno de los problemas más discutidos por los adolescentes es el tema de la ropa, ya que termina siendo un medio de comunicación para ellos. Con este tipo de vestimenta, peinados exóticos y adornos, buscan reafirmar su propia identidad.
Ellos están orgullosos de su forma de ser, de vestirse, etc. ya que instintivamente buscan que sus amigos los vean y reaccionen. Así se sienten apreciados por parecerse a su grupo, y porque cada elemento de su vestuario es un signo de pertenencia.
Pero no solo podemos hablar de los adolescentes con sus vestimentas, sino que también de los que prueban nuevas formas y colores.
[…”El que un adolescente pruebe nuevas formas de presentarse es comprensible e incluso deseable: muestra que está madurando, que “le gusta gustar”, que se adorna y se preocupa por su forma de parecer, que tiene deseos de seducir, se arregla como búsqueda de la propia personalidad. Si algún día la extravagancia se exagera, es una prueba de su búsqueda de creatividad y originalidad"…]
Así mismo también se puede mencionar el caso de los medios y las modas ya que en la adolescencia los cambios corporales, cognoscitivos y sociales aumentan y cada joven tiene que hacer su adaptación. En esa época de búsqueda de sí mismos, los chicos eligen personajes y se orienten a copiar a los artistas de las películas, de un conjunto musical, de un deportista o un cantante de moda, etcétera, que son tomados como modelos.
En esta imitación los elementos más visibles son la ropa, los peinados y las formas de comportamiento.
Los cambios suelen ser paulatinos, el equilibrio entre responsabilidad y libertad debe ser fruto de innumerables negociaciones entre padres y adolescentes, y la vestimenta es sólo una pequeña parte de ese proceso.
La comunicación es indispensable en esto como en todas las áreas de la vida familiar. Conocer las motivaciones de la gente joven ayuda a los padres a entender por qué los chicos se visten así, y en estas conversaciones los adolescentes también pueden comprender algunas de las exigencias de sus progenitores.
Carolina Revuelta. 2do 2da PBYS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario